jueves, 27 de noviembre de 2008

LUJURIA... 23 microrrelatos presentados

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El jurado está deliberando.
Aquí tenéis todos los cuentos participantes, ordenados cronológicamente.



1

Recorría veloz su piel, alimentándose del placer contenido y el deseo reprimido en cada uno de
sus rincones. Se deslizaba sinuosa por un cuerpo abotargado, de mente ausente y alma consumida
cuya única función era sucumbir al lametazo de su trayecto acelerado en cuyo apogeo, sabiéndose
soberana y esclava, se precipitó desde una frente perlada, sólo iluminada por los decadentes
reflejos de una amoralidad televisada.

Lupus


* * * * *

2

Acarició suavemente sus tetas, firmes como el mármol. Sabía estimularlas perfectamente para
que aquellos pezones se irguieran como lo hacía al tiempo su miembro. Le recordaba al tacto de
su vagina, tan cálido y acogedor. Recordó con extraordinaria viveza cuando la poseía por
completo, él dentro de ella, formando un sólo cuerpo. Un escalofrío de placer le recorrió. Lamió
con ansia sus pechos, pronto la leche de mamá inundaría su boca.

Dani


* * * * *

3

Pasas por mi lado, y el aroma de tu sexo provoca tal golpe en mis sentidos que desde ese
momento solo pienso en sentirte dentro de mí. Tu piel calentando la mía, tu aliento llenando mi
boca, tu olor mezclado en mi sexo con la humedad que me provocas. Siento el placer inundando
mi cuerpo sólo mirándote, oliéndote, tocándote. Necesito tenerte. Quiero tenerte. Me duele no
sentirte. Ardo de deseo por ti. ¿Sientes el fuego en mi?

Bruja24


* * * * *

4

Tumbado en la cama y con un asunto entre manos se dialogó:
"¿Por qué si me hago diez pajas lo llaman vicio?
Si echase 10 polvos lo llamarían lujuria".
Y no tuvo por más que asumir:
"Pobres sexabstemios. Nunca podremos aspirar a alcanzar la brillante fama de la lujuria.
Tendremos que conformarnos con vivir bajo la pestilente sombra del vicio".

Vecu


* * * * *

5

Todas las noches me escapaba para espiarla. La visitaban hombres muy disímiles. Ella sabía que
lo hacía, así que, cuando tenía poco trabajo, me llamaba para darme caramelos. Pero como era
tímido, la obligaba a dejarlos sobre un peldaño. Olían a ella. Un día reuní coraje… Enseguida
congeniamos y comencé a frecuentarla. Yo le leía - ella no sabía - novelas románticas. «Si
tuvieras edad», decía, y suspirábamos. Pero una tarde la casera me vapuleó: ella se había marchado.
Como despedida, un sobre con un beso inmaculado. Entonces, desde que pude comencé a buscarla
de burdel en burdel como a un fantasma.

Gabriel


* * * * *

6

Al entrar se detuvo un segundo, cerro los ojos, inspiro fuerte el aroma del local, un escalofrío
recorrió todo su cuerpo, se erizo el bello de sus brazos, quería apagar el calor de su sexo,
sucumbir al deseo de pasar unas horas en una orgía de cuerpos enredados, y sudorosos,
retorciéndose en una pasión desenfrenada sin dar cuentas y sin pensar en nada. Dejarse llevar
una y otra vez, el placer por el placer.

Karlos


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7

...no...
...me repito "no puedo volver a caer" cual mantra enfermizo...
...me ordeno "no debo volver a caer"...
...pero te presentas ante mí con tu insolente y provocadora juventud...
...en tu mirada puedo ver el deseo entremezclado con halos de inocencia...
...tu olor...
...y tu cuerpo...
...no...

Pequeña Silvi


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8

Se descubrían espiándose de reojo entre las sábanas de sus pensamientos. ¿Café sólo o sin
azúcar?
Los rincones de la habitación rememoraban cada una de sus pasiones desbordadas.
Ligera sonrisa ruborizada. Horas enteras de placer concentrado, de mentes en blanco. Reunión
con los ingleses en cinco minutos… Ella.
Agua en la ducha y sus cuerpos fusionándose. Maletín,
taxi, oficina, cerrar la puerta tras de si, aspirar su olor en la piel.
Hora de pagar en recepción y
el olvido.

Mim


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9

Y tu boca, entreabierta, despierta en mi la sed infinita.

Wilwarin


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10

Estoy sudando. A tu lado. Estás completamente desnudo. Profundamente dormido. Tentación
resbaladiza. Sonrío. Rozo apenas tu piel con la yema de mi dedo índice y ya puedo sentir mi
humedad. Suave. Me deshago de mis bragas. No te mueves. Me deslizo bajo las sábanas y te
mimo entero. Lamo. Acaricio. Pruebo.
Entras en mi iglú blanco. Me miras adormilado: ¿No te da vergüenza esconderte bajo sábanas
ajenas?
Abro los ojos. Mis dedos perdidos en mi centro de gravedad.
No me avergüenza que me pilles metida en tu cama.
Pero no entres sin avisar en mis sueños. Aguafiestas.

La empanadilla perdida


* * * * *

11

Si es que fijas tu mirada en mí y ya lubrico...

Wilwarin


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12

Dejaste que mis manos exploraran tu cuerpo para escondérmelas, niña traviesa, por tus valles
secretos, por tus confines no revelados. Y, calladamente, me has ido dejando pistas aquí y allí
- huellas de osados índices, sombras de alados meñiques - para que mis labios, beso a beso,
durante horas innumerables, cartografíen tu cuerpo y lo añadan a sus geografías... Pero tú bien
sabes, pasajera de mi deseo, que este viaje no puede ser infinito, que debe terminar, allí, dónde
- siempre supe - ocultaste mis manos; en esa porción perfecta de rosado humus que me aguarda
para estallar como un géiser de ternura descontrolada...

Gabriel


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13

Te observo entre la gente, en la distancia, y deseo todos los poros de tu piel. Tu gesto... tu mirada
cómplice... tu juego de provocación. Abandono la habitación y siento el sonido de tu cuerpo que
me busca.

Wilwarin


* * * * *

14

Miro en la distancia tu silueta a contraluz. Tu cuerpo pidiendo a gritos que le despojen de ese
traje cutre de oficinista aunque la camisa deja adivinar una espalda muy acariciable y al pantalón
hay que darle el mérito de marcarte un culo muy estrujable. ¿Cómo no te puedes dar cuenta que
estoy observando cada uno de tus movimientos?
Vuélvete, vuélvete, mírame - desea mi mente a pleno pulmón.
Miras y sonríes. Pobre, en realidad no estás tan lejos. Tu frente a la fregadera y yo en la puerta.
Y detrás de ti no hay ninguna salida...

Purple


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15

Esos pechos cántaros de maná y esos rizos dorados asomando por encima de su lencería de
encaje levantaron su ánimo hasta constreñirlo en sus ajustados vaqueros.

Diego


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16

Una leve brisa me acerca tu dulce perfume, mi mente trabaja a mil revoluciones, mis pelos se
erizan como si los estuviese acariciando una de tus cariñosas manos, mis labios se humedecen
como si presintieran uno de tus jugosos besos, mis pupilas se dilatan como si tus ojos las hubiesen
hipnotizado, de repente se para mi corazón, de repente me encuentro encima de ti, simplemente,
no puedo resistirme a semejante placer.

Pistols


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17

Ya se había ido el mensajero que mascaba chicle, ajeno a todo, cuando Julia regresó al salón. Se
llevó el dedo de su marido a la boca y sintió el roce de la yema en el interior –rosa, húmedo y
deslizante- de sus labios. La caricia le provocó cosquillas, aunque no se rió. ¡Seis semanas sin
hacer el amor! Con la lengua se encargó de empaparlo, maltratarlo y succionarlo hasta que
comprendió que necesitaba aquel dedo en sus bragas. De camino al dormitorio, entre suspiros,
se prometió telefonear al inspector para confirmar las sospechas: a su marido lo habían secuestrado.

Ana Arándanos


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18

Tus pasos detrás de mi se aceleran igual que el ritmo de mi respiración al acercarte.

Me detengo.

Tu cuerpo se aprieta contra el mío. Tu olor embota mis sienes y despierta mis instintos. Tus
labios recorren mi nuca y al acercase a mi oído susurran: ahora.
Me llevas a una habitación, es un despacho... hay un sillón en el que tomas asiento... estoy frente
a ti, mi mente y mi sexo húmedos te esperan.

Wilwarin


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19

Cada vez que te asomas a mis labios
nuestras lenguas descubren sus secretos
y enmudecemos sin piedad,
perdidos en la selva del placer.

Todavía no.
Solo cuando tus regiones de seda,
para que sea eterna la llegada.

El húmedo silencio de tu cuerpo
me suplica que no,
no hasta que aprenda a deletrear tu noche.

Y por qué no aún,
ahora que el deseo nos ha cubierto.

Pues si. Ahora si. Este es nuestro destino.
Que sea mi cuerpo voluntad del tuyo
como un acariciado testamento.
Y vuélvase delirio nuestra vida
porque en tu cuerpo, morir no es un error

Nalea


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20

Me acerco hacia ti... separas tus piernas y me coloco entre ellas, tus manos ascienden suavemente
desde los tobillos hasta la zona interna de mis muslos y vuelven a bajar, despacio, llevando mis
braguitas hasta tu bolsillo. Me acomodo en tus caderas y puedo sentir tu miembro henchido... me
muevo al ritmo que marcas... tus manos pasan a los botones de mi blusa, cuando sueltas mi
sujetador y tu boca se hunde entre mis pechos también tu sexo lo hace en mi llevando mis
sentidos más allá de la consciencia.

Wilwarin


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21

Padre, vengo a confesarme... he pecado ante Dios y ante la iglesia... ella me sedujo... me incitó...
y yo fui débil ante mi Lolita... no pude resistirme a forzarla... pero me arrepiento de lo hecho, y
aunque ya no tengo perdón para los humanos, vengo aquí para que me libres de esta carga ante
nuestro señor... ya oigo las sirenas... pida por mi por favor... por que no reciba donde vaya lo
mismo que le hice yo a la chiquilla...

Lasa


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22

- Abrázame... – Me dijiste.

- No necesito nada más... – Me mentías.

- Solo quiero tenerte una última vez junto a mi... - Me envolvías.

- Antes... antes de que me dejes para siempre... - Susurrabas mientras tu mano exploraba algo
más que el torso que te di para abrazar.

Y pensé como otra vez había logrado llevarte a la cama. Otra noche más que me retienes por
pensar con las pelotas.

De mañana no pasa.

Lasa


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23

Manos que rozan, resbalan, aprietan, absorben.
Cuerpos que oprimen, perturban, bullen, tiemblan.
Gritos desgarrados.
Susurros descarados.
Miradas que se pierden.
Ojos que no pierden detalle.
Fotos mentales.
Intérprete y espectador.
(No es casualidad que ese espejo esté ahí).

Soul


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Gracias a todos los participantes y perdón a los lectores sensibles.

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