lunes, 3 de noviembre de 2008

Concurso de Microrrelato Animal (5) - SOBERBIA

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Lanzamos el quinto de los siete concursos de relatos más importantes de la literatura contemporánea.

Recordad: 100 palabras máximo, con firma y dentro de un plazo de recepción de originales que se cerrará el jueves 13 de noviembre a las 23:55 horas.

El tema que debe inspirar las creaciones es: LA SOBERBIA (no hace falta que aparezca el término o sus sinónimos, lo importante es que aparezca el concepto).

Podéis consultar las BASES o directamente empezar a dejar vuestros relatos en los comentarios de esta entrada. Pronto abriremos otra en la que iremos recopilando los cuentecillos, les asignaremos un número en función del orden de entrada.

Sé que este concurso os parece inaccesible, que sentís que no estáis a la altura, los dioses de la literatura no deberían ser gente como tú y como yo. Y sin embargo lo son. Así que si de verdad sientes que ya deberías haber ganado alguno de los anteriores concursos no te preocupes, tus pecados te inspiran, te estás acercando a lo que se pretende.

Si creéis que ningún premio sorpresa compensa vuestro derroche de talento, luchad por él, así después podréis despreciarlo.
Si piensas, con razón, que no somos dignos de tu historia, no importa, te seguiremos esperando. Quedan dos pecados. Dos pecados de los buenos.

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10 comentarios:

Wilwarin dijo...

Tengo prosa tan sublime y mi pluma es tan certera que difícilmente alguien aparte de mi pueda valorarla en su justa medida. Mi premio será la aclamación de la plebe y los múltiples ceros de los cheques que reciba... disculpadme pues si guardo mi obra maestra para las estanterías de los centros comerciales.

Anónimo dijo...

Se subió las gafas, emitió un ligero carraspeo y buscó con la mirada a la jauría de admiradores que se amontonaban tras la valla. Allí estaban, ansiosos por beber de sus palabras. Las de él, el mejor escritor de todo el siglo XX. Gustaba de hacerles padecer allí esperando, bajo la lluvia, pero esa noche se sentía generoso. Apuró su Martini blanco. Caminó hacia el porche. Sintió los primeros flases. Con la elegancia propia de los de su clase, irguió el dedo corazón de su mano izquierda. Pobres ignorantes...

Qué fue de BabyJane dijo...

Había tenido el mundo a sus pies, ahora inútiles y temblorosos.

Se había empeñado en ofrecérmelo todo, a cambio de quitármelo todo también. Mi vocación, "esa estúpida idea de ser actriz", mi amor,"ese vago de extraña raza", y mi autoestima, "nunca serás una persona de provecho".

Su ama de llaves me hizo pasar al salón, me esperaba aún triunfante en su decadencia, creía haber ganado la última batalla.

- ¿Cuánto quieres? ¿Cien mil, doscientos mil?

- Lo siento, papá, con 25 centímetros soy muy feliz.

Y salí de su casa por última vez.

Anónimo dijo...

¡Bah! Tenéis suerte que no participo. Ganaría de calle. Vais a ver. Siempre he conseguido todo lo que me he propuesto. Todo... ¿Laura? No me importó. Además habrá engordado. Tonta ya era. Por eso se fue. Sin más. Estábamos con el concurso ¿no? Pues a lo que íbamos. Te digo Hombre Revenido: el premio para mí. Le mandaré una captura de pantalla por mail. Como hice con el diploma escaneado. Máster. M-A-S-T-E-R. Para que se entere. Lo que se está perdiendo. Estúpida.

HombreRevenido dijo...

Gracias a todos por participar. Este quinto concurso tiene menos participantes, pero el nivelazo se mantiene. Estoy encantado.

Anónimo dijo...

«¡¿Cómo se le ocurre que alguien de mi alcurnia espante en semejante pocilga y a gente tan burda?!», vociferó, nariz al techo, el fantasma ante su superior.

Anónimo dijo...

Pero qué mierda de concurso es este. Yo debería haber ganado. Mi relato era el mejor: la idea más brillante, el verbo certero, el desenlace ingenioso. Estúpido jurado, panda de ignorantes….

Anónimo dijo...

¿Y ese tal Darwin cree en la evolución? Por favoooor, entonces, ¿qué día descanso yo?

Firmado: Dios

Anónimo dijo...

Y Dios hizo el mundo en seis días y al séptimo descansó. ¡Já!

Anónimo dijo...

Ella no le quería ver más. Él no sé lo podía creer. Él no se merecía esto. Él se había volcado en la relación, cada cosa que pensaba él era para agradar a ella, él había sacrificado planes para estar con ella, él había ideado mil detalles para contentarla. Como podía ser ella tan insensible. El dolor que sentía por haber sido rechazado (por ella) encajaba perfectamente en el hueco cavado por su vanidad (de él).