lunes, 1 de diciembre de 2008

Concurso de Microrrelato Animal (7) - ENVIDIA

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Séptimo y último concurso, parece mentira pero el certamen que asomó la cabeza en septiembre, timorato, llega a su punto y final. Quizás el torneo literario más relevante de la historia de la civilización occidental, tendréis que superar vuestra conmoción y pensar, con esfuerzo, pensar en que vosotros, en el fondo, aspiráis a ser como nosotros, monos mágicos, que todo lo que tocan lo convierten en oro (principalmente el oro).

Recordad: 100 palabras máximo, con firma y dentro de un plazo de recepción de originales que se cerrará el jueves 11 de diciembre a las 23:55 horas.

El tema que debe inspirar las creaciones es: LA ENVIDIA (no hace falta que aparezca el término o sus sinónimos, lo importante es que aparezca el concepto).

Podéis consultar las BASES o directamente empezar a dejar vuestros relatos en los comentarios de esta entrada. Pronto abriremos otra en la que iremos recopilando los cuentecillos, les asignaremos un número en función del orden de entrada.

Competid, destrozaos, luchad por la gloria eterna, principalmente para que no sea otro, para que no gane vuestro igual. Si es duro pensar en perder, más lo es ver a los que ganan, con sus innumerables defectos multiplicados por mil.

Ya no habrá más oportunidades. El irrepetible podio, la foto odiada, puede ser contigo o sin ti. Quizás algún día, si nos va bien la vida, podamos reconocer el mérito de los ganadores. Ahora es, sencillamente, el momento de evitar que gane el prójimo. Se vale maldecir. Se vale zancadilla. Que triunfen, pero sufriendo.
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6 comentarios:

dani-elornitorrinco dijo...

Me alegré cuando la empanadilla se perdió, ojala nunca la encuentren, pensé.

Hice todo lo posible para malmeter a Burbuja y Pétalo contra Kaktus.

Deseé que a Lullaby se le metiera un virus en el ordenador.

¿Que a Triky le han despedido de TVE por su alopecia galopante? Yo no le puse ningún producto en la ducha.

Debo jaquear el ordenador de Purple...

No tuve más remedio que secuestrar a la coneja gris de Ana Arándanos

Anónimo dijo...

Te envidio porque podrás ver como duerme cada día, estarás con ella cuando ria descontrolada, cuando salga del trabajo buscando tu coche o te llame solo para oír tu voz.

Envidio los momentos en los que estará destrozada, perdida y necesitara tu apoyo como si solo importaran sus problemas, los días en los que discutireis y aun así volverás con una extraña sonrisa en la cara.
Espero el momento en el que no entenderás nada y se terminara todo.


Envídiame tú ahora, porque por fin ya no estoy con ella

Anónimo dijo...

¿Qué han instalado un qué enfrente del convento? ¿El negocio más antiguo que existe? ¡Oh! Ave María Purísima… Desde luego, ¡válgame Dios! ¿A eso le llaman una profesión? ¡Todo el día tumbadas o andando prácticamente en cueros, rodeadas de hombres y más hombres, sin parar de fornicar!… ¡Fornicando a todas horas como salvajes! ¡Ay, Jesús de mi vida lo que hay que ver! ¡Qué pelandruscas!… Menos mal que yo estoy a salvo tras estos barrotes… Me voy al servicio, digo a la capilla, a rezar por esas pobres criaturas.

la maru dijo...

Estaba poseído por esa sed mental, que se siente al desear algo que otros poseen, y que uno cree no poder alcanzar por sí mismo. Y mientras intentaba aliviar su desazón, ignoraba todas las cosas buenas que le rodeaban.
Despertó un día liberado y empezó a vivir con el alma tranquila.

Anónimo dijo...

Era simpática, buena persona, con sentido del humor, ingeniosa y además guapa. No entendemos quien pudo asesinarla.

Anónimo dijo...

Lo dejamos pero por favor dame el gusto de verte perdida, triste, sola…no rehagas tu vida o al menos no antes que yo. Puedo aguantar perderte pero no soportaría verte feliz.