viernes, 31 de octubre de 2008

GULA... 20 microrrelatos presentados

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El jurado está deliberando.
Aquí tenéis todos los cuentos participantes, ordenados cronológicamente.



1

Se dedicaba metódicamente a ello en cada momento y con la mayor de las diligencias, sin
tomarse vacaciones ni festivos. Le gustaba aquel trabajo, disfrutaba con cada paletada pese al
sudor y el esfuerzo que algunos días tenía que soportar, pero jamás se quejó.
Lo adoraba, y se entregaba.
Porque sabía que hay que ser muy constante para conseguir llenar un agujero con vacío.

Lupus


* * * * *

2

Rojos, amarillos, verdes, azules, marrones, todos ellos me encantan, uno, dos, tres, cuatro, abro
otro bote, Rojos, amarillos, verdes, azules, marrones, uno, dos, tres, cuatro, no puedo parar, me
llaman, me atrapan, cómo hasta que mi cuerpo dice basta, mi boca rebosa dulces y mis dientes
teñidos por el chocolate y aun así, los lacasitos me siguen llamando.

Karlos


* * * * *

3

No puedo dejar de besarte, de lamerte el cuello, de morderte los labios, de tocarte detrás de las
orejas. No puedo dejar de tocarte las cicatrices, las pecas, las corvas. Respiro lo que tu respiras,
persigo tu huella en el colchón, me abrazo a tu almohada cuando te vas.

No es lujuria, es gula. Porque aunque después de tanto tiempo ya no tengo hambre, todavía no
puedo evitarlo.

El root


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4

Rebusco en la basura. Encuentro un pequeño trozo de pastel de nata y me lo llevo a la boca.
Trae consigo hormigas y restos de café. Hay una bolsa de patatas fritas terminadas, lamo la sal.
Mastico durante un tiempo un chicle seco: todavía sabe a melocotón. Lo escupo y me como el
final de un bocadillo. Pan con pan, comida de tontos. Luego dirán que es gula. Y una mierda.
Es hambre.

Chic


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5

Lucas y Capote, conejos siameses, comen juntitos hojas de apio, espinaca, zanahorias, pimentones
verdes, hojas de diente de león, tréboles, lengua de vaca, manzanas, peras, maíz, ojas de remolacha…

Para Lucas comer era devoción.

Capote: - ¡no comas tanto Lucas, vas a reventar! sabes que debemos comer concentrado 2 veces
al día con un poco de heno fresco.

Lucas: - No te preocupes, estoy lleno, pero quiero más. Quedarás solo.

Capote: - Si te dejo morir iré al infierno y forzado comeré ratas, sapos, lagartijas, serpientes
vivas. ¡Horror, me comerán!

Lucas: - ¡qué rico! mi postre favorito, muérete tú y así comeré yo.

Maruxina


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6

Aún no tienen pelo, la madre da de mamar a los insaciables ratoncitos. A la expectativa está
esperando el más vago de la camada anterior que con su hocico intenta quitar a los recién nacidos
de la teta materna. No le satisface el tazón de leche que le pone la gatita todas las mañanas.
Quiere más. Con el ruido del eructo espanta a sus hermanitos, vuelve a eructar, es el arma que
tiene para seguir mamando. No disfruta de lo que tiene en la boca. No busca alimento, porque no
es hambre lo que tiene, es dura y pura gula.

Maruxina


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7

Empiezo comiendo tu sonrisa, que se hace mía cuando te vas y paseo por la despensa. Ataco los
bombones, las avellanas, las galletas y consigo que la sonrisa se pierda y llegue el dolor de tripa,
pero no puedo parar de comer compulsivamente, no puedo ni hablar, estoy ocupada comiendo.

Pitufa


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8

Solía despertarse diecisiete minutos con exactitud antes de la hora programada en su reloj
despertador. Los primeros tres minutos los dedicaba a recordar qué exquisitez había comprado
en su pastelería preferida. Durante los siguientes seis minutos, imaginaba cómo prepararía el
café y el zumo de naranja. Con la ansiedad desbordada, no esperaba más. Saltaba de la cama, se
daba un rápido vistazo al espejo y se apresuraba hasta la cocina. Ocho minutos después,
amontonando los platos usados en una pila interminable, la odiosa melodía de ese aparato
inservible le recordaba que todavía quedaban demasiados minutos, para su próximo desayuno.

Elba


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9

Aquella chica no le gustaba, pero como era la única novia que había conseguido tenía que
soportarla. Y no era porque fuese fea, sino porque siempre estaba achacándole que comía
demasiado y sólo le permitía repetir una vez en los lugares públicos. Pero en casa de sus padres
y con los ravioles que prepara la vieja, ya era demasiado. Tendrían que terminar, pero ella quiso
reconciliarse a besos furibundos. Él los halló especialmente apetitosos. Entusiasmadísimo, le
comió los labios, la lengua, la boca toda, todo… Por fin su novia había comenzado a gustarle de
verdad; lástima que fuese tan flaquita…

Gabriel


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10

La boca se le hizo agua cuando vio esos costillares asados, esas ensaladas multicolores, esas
empanadas rebosantes… ¡Ah!, y ni que hablar del pato a la naranja, o del matambre cortado
como en rodajas de luna. No aguantaba más: ya había comenzado a hundirse en su propio charco
de baba. Así que, sin mediar más que un poco de sal como aderezo, se comió una a una las
páginas del libro de cocina.

Gabriel


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11

La comida era más que una afición, era realmente una pasión que le empujaba a devorar todo
lo que tenía delante: suculentos platos llenos de colorido y bien presentados... en las páginas de
aquellos libros de cocina.

Margin


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12

Lo saboreó despacio, masticando bien y tratando de retener aquel trozo de seso recién cortado
el máximo tiempo en su paladar. Sabía mucho mejor que la carne de la nalga o el muslo, aunque
nada comparable con el salado sabor de su miembro. Su ojo izquierdo era el acompañamiento
perfecto para aquella textura. Averiguar que podía seguir comiendo partes de su propia
anatomía había sido todo un descubrimiento. Ya no le importaba que su madre le tuviera
encerrado para que dejara de comerse a los animales de la granja.

Dani


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13

Saboreo la sal que cubre la piel. Lamo curvas y depresiones, succiono recovecos Mi lengua no
deja ni un rincón por explorar. Toco, acaricio, presiono, pierdo la cabeza, aparto la piel. Muerdo
la carne. Disfruto cada bocado. Me chupo los dedos. Me encanta el marisco. Me chifla comerte.

Purple


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14

Doctor, yo sé que la vida que llevaba de comedor impulsivo no era sana, que afectaba a mi
entorno social y laboral, que acarreaba destrucción de estructuras, que alteraba el desenlace de
los guiones. Comprendo que como educador infantil debo controlar mis impulsos para no ser un
mal ejemplo para niños que están en pleno desarrollo de su personalidad. Pero es que yo no
aguanto más, esto me supera, lo dejo. Abandono la dieta sustitutiva de frutas y hortalizas.
¡¡¡¡¡Quiero galletasss!!!!!

Triky


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15

Y después de saciarse con las uñas de las manos, terminó con las de los pies.

Vecu


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16

Era tan agónicamente ansioso que murió deshidratado cuando por fin terminó con toda su saliva.

Vecu


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17

Sabe que no es buena idea, que es peligroso, que ya ha cenado, que después le dolerá la tripa.
¡Pero es que huele tan bien!, y tiene esos agujeros tan redondos y tan perfectos, y esa superficie
tan irresistible, y ese color tan claro y tan intenso al mismo tiempo, y nadie está mirando...
Se las ingenia para lanzar media cáscara de nuez desde una cucharilla, y cuando salta el muelle y
el cepo deja de ser una amenaza, coge su queso y corre hasta su agujero. Así mañana, para
desayunar... bah, para qué engañarse. Esta noche cenará dos veces.

Pérez Caldos


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18

El olfato consiguió iniciar la impredecible maquinaria del recuerdo. Cerré los ojos y pude verte
entre fogones. Cocinando a fuego lento. Revolviendo y mezclando. Cuando las apunté con la
cuchara, mi boca era un sumidero de babas. Acabé el plato y pedí otro.
Desde que llegué a Madrid voy al mismo restaurante, me sirven las lentejas y dejan el puchero
en la mesa. Es un ritual. Me alimento de nostalgia. Y, cuando al fin me vacuno contra el olvido,
dejo de comer y sonrío. Y ellos esperan satisfechos mi sentencia: “Estas lentejas, saben a madre.”

La empanadilla perdida


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19

El día había sido perfecto. Se levanto tras haber dormido placidamente ocho horas, al afeitarse no
se hizo ni un solo corte, encontró un buen sitio para aparcar y a la primera cuando fue al trabajo.
Después de comer hizo el amor con su novia llegando los dos a la vez al clímax, luego le llamaron
de la agencia de viajes para comunicarle que por fin lograron comprarle las entradas para ver a
AC/DC y lo mejor es que, por la noche, cenando de tapas con los amigos el se comió la ultima
croqueta…

Angus


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20

No puedo parar, termino de besarte un lado y deseo el otro y entonces extiendo la mano y con
suaves movimientos hago una caricia y otra y tu intentas separarte pero quiero mas; es una
sensación de placer que no puedo reprimir, cuanto mas tengo mas quiero, y mas y mas, estaría
así eternamente, en tus brazos, entre tus cabellos en tus labios, respiraría de ti.

Pistols


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Gracias a todos los participantes y perdón a los lectores sensibles.

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