viernes, 17 de octubre de 2008

AVARICIA... 28 microrrelatos presentados

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El jurado está deliberando.
Aquí tenéis todos los cuentos participantes, ordenados cronológicamente.



1

Quería haber escrito antes... pero estaba llenando el saco y cuando lo arrastraba hacia mi casa...
zas... se ha roto....

Pitufa


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2

No ha cambiado de casa, no tiene intención de redecorar, no busca utensilios de cocina ni complementos
para el baño, no necesita marcos para las fotos, ni una lámpara, ni un felpudo para la entrada.
Pero cada vez que entra a esa tienda sueca sale con los bolsillos llenos de lápices.

Lullaby


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3

Había comenzado y ya no podía parar. Irremediablemente se precipitaba por la cuesta abajo de
su particular saco sin fondo, las consecuencias y los daños colaterales no eran de su incumbencia,
otros las resolverían, o no, lo mismo le daba. Como el borracho que solo quiere seguir bebiendo
hasta ver el fondo de la botella, la “Economía Mundial” solo quería ganar más y más.

Angus


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4

Érase una vez un niño que comenzó a llenar su bolsillo. Primero con los vueltos de los mandados;
después, con los dos o tres billetes semanales de la mesada. Seguidamente, se le ocurrió hacerle
los deberes a sus compañeros a cambio de un precio justo; justo para él, lógico. Así, su bolsillo
creció y creció. A los 18, ya era todo un usurero. Mas, al llegar a los 40, su madre le dijo que era
hora de que encontrara compañera; pero él, viendo que se había convertido en un apéndice de su
bolsillo, prefirió atesorarse dentro del mismo para siempre.

Gabriel


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5

Don Benjamín era tan avaro que sólo salía de su casa al mediodía para no dar mucha sombra.

Gabriel


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6

Maldita sea, hacía mucho calor, pero no estaban de vacaciones en Benidorm, se encontraban
perdidos en medio del puto desierto y eso era razón más que suficiente para él. Ni siquiera miró
atrás para comprobar cuantos pobres infelices estaban arrastrándose muertos de sed, víctimas
de esta funesta expedición. Se acercó sin dudar a la cabina del camión y vació la última garrafa de
agua en su gaznate. Podría haber sobrevivido con media garrafa, pero por si acaso.

Diego


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7

La acariciaba mentalmente cada noche en el silencio de su soledad, vacío y cansado. La había
acumulado durante tanto... al principio tímidamente, como en privado, más tarde a manos llenas,
ajeno a todas las miradas inicialmente reprobatorias y celosas después. Le gustaba recordar
cómo había ido perdiendo su familia, la confianza de sus amigos o el respeto de sí mismo cada vez
que añadía un poco más al montón.
Se tapó la boca, conteniendo una risa complaciente. Ya era suya, toda la que era capaz de
abarcar, y sonreía pensando que nadie, ni siquiera él, podía arrebatarle toda su miseria.

Lupus


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8

- Pero cari, vámonos, vámonos a Francia.
- No, no puedo dejar las cosas aquí.
- Sabes que si vienen nos mataran, te matarán a ti, y me matarán a mí.
- Sí, lo sé, vete tú si quieres, pero yo no puedo dejar aquí... el sofá, por ejemplo ¡me costó
1.000 pesetas!
- Yo no me puedo ir sin ti, porque te amo y te pertenezco, así que moriré... por ti, pero,
esas cosas... ¿te pertenecen? o ¿perteneces tú a esas cosas?

Dani


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9

Mis palabras son mías, las tuyas lo serán.

Diccionario


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10

Guardaba todo su amor para esa persona que llegaría algún día. Ese ser perfecto con el que
compartiría todo: su vida, sus sueños, su ilusión. Lo sabía, lo merecía. Mientras esperaba
dosificaba su cariño, racaneaba sus atenciones. Era agradable, correcta sin excesos, superficialmente
cordial. Un día comenzó a sentirse mal, notaba una opresión a la altura del pecho como si tuviera
encajada entre sus vísceras una bola pegajosa Entonces se acordó de esas masas informes,
totalmente incomestibles, en las que se convertían las golosinas que escondía de niña, para no
compartir con su hermano.

Purple


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11

Al día siguiente que el niño comprobara la veracidad de la historia con la que su madre lo había
consolado ante el dientecito caído, la dentadura del abuelo desapareció misteriosamente...

Gabriel


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12

"¿Que la avaricia rompe el qué?"
Me giré en mi cama de cartón y seguí dialogándome.
"No creo que eso mismo piensen personas con esas aptitudes virtuosas que les permiten no ser
más avaros por ser más ricos, sino ser más ricos por más avaros.
En el pueblo llano encefalograma plano, estas aptitudes se convierten en vileza y rapiña".
Aquel vino agrio me aclaró las ideas.
"No soy el mejor ejemplo de avaro triunfal.
Pero una cosa sí puedo decir: para ser avaro, en lo primero que debes invertir es en un saco
resitente a la rapiña y la vileza".

Vecu


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13

Hambre y desazón cuando faltan tus besos, cuando evitas mirarme, cuando pasas a mi lado y ya
no sonries. Sed de tus labios y avaricia de tu cuerpo cuando te pierdo entre la multitud mientras
intento tocarte.

Karlos


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14

Tras nueve meses, otros nueve, y otros nueve, y nueve más. Perdí la cuenta del tiempo y la hora
de salir de cuentas.
Engullí los cuentos de Poe, las reflexiones de Epicuro, Nietzsche y Tomás Moro, la obra completa
de Rimsky-Korsakov. Me tragué un sombrero de copa, un tablero escaqueado, una máquina de
escribir.
Supe desde el principio que mi hijo sería mío, y no iba a permitir que saliera de mis entrañas.

Calíope


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15

El ratoncito Pérez en el psiquiatra, después de salir Ratatouille de la consulta. Tiene jaqueca, se
siente triste, desmotivado. La crisis económica también ha afectado su negocio, los niños se
quedan los dientes en vez de dejarlos bajo el cojín y dormirse tranquilamente. Sacan beneficios,
todo por la pasta, para la hipoteca del futuro. Los traficantes de marfil, que también han notado
que los elefantes ya no se dejan como antes.

Isaac


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16

La mujer caminaba despacio... sus hijos, después de horas buscándola la habían encontrado en
uno de los puentes que cruzan el Ebro.
- Si no hubiera sido porque llevaba las cartillas del banco en el bolso me habría tirado - les dijo
mirando al río... y no volvió a hablar hasta pasada una semana en que se le pasó el enfado.

Wilwarin


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17

Se despidió de su sobrino, tenía sólo 6 años pero ya estaba muy mayor. Le alcanzó la chaqueta y
le preguntó que era lo que escondía en los bolsillos para que pesaran tanto, le besó y volvió al
sillón. Algo faltaba, el niño había cogido las piedras decorativas del cenicero del salón.
Las mismas piedras que su marido había reconocido como tesoro en el restaurante en el que
celebraron el bautizo del hermano del niño de las piedras preciosas.

Nadie las utilizó para nada útil, pero todos las querían para ellos.

Burbu


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18

Me doy media vuelta, estratégicamente. Para que me rasques la nuca, para que me acaricies la
espalda, para que me hagas de almohada. Dejo que la sábana se enrede entre mis piernas
apropiándome de ella y, de paso, de la parte extensa del colchón.
Cuando te despistes (cuando quiera mi sueño para mí), me agarraré a la almohada (la de verdad),
un movimiento rápido y ¡zas! te irás al suelo. Y me quedaré la cama para mí.

Lana


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19

La quería para mi, no es que a mi novia ya la he disfrutado desde mucho tiempo atrás, es que
saber que esta otra chica esta alejando a Javi del grupo... no puedo soportarlo. El era mio antes, y
haré lo que sea para que siga siendo mio. Es mi amigo y ni tu ni ninguna otra zorra podrá cambiar
eso nunca. Ya me encargaré de que me quieras y luego me odies, pero él y yo eramos uno antes
de aparecer tu. Él y yo seguiremos siendo uno después de que te olvidemos.

Lasa


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20

Nunca se relajaba. Absolutamente nunca. Su cerebro, todo su ser, recorría vallas, agujeros,
mujeres, calles, correos, pestañas, besos, periódicos, ojos, ramas, escupitajos, extintores, almas,
colillas… Apenas dormía. Le espeluznaba imaginar que la oportunidad se le escurriera entre los
dedos.

Papra


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21

No puedo gastar en nada, ni un saludo, ni una palabra, ni un gesto, ni un pestañeo,….argg no
puedo parar el tiempo, lo estoy gastando y mis oportunidades y la paciencia de los que me
rodean…no puede ser…yo lo quería.

Pistols


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22

Con la tradición enconada de las hormigas arrieras, comenzé a salvaguardar todo amor y sus
derivados para mi placer, seguro mi cama decía otra cosa, pero no la verdad axiomática de mis
motivos, onanistamente follaba sin amar, vampirizaba amor si amor quedaba en las sábanas, así
también, usurpaba el tiempo la noción en mí. La otra mañana, al despertar, tenía más vejez que
los volcanes, muchas ganas, poca fuerza y dos impotencias.

Gato Maula


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23

No era tan rácano como decían, siempre daba la hora una vez cada hora del día, ahora por
ejemplo eran las diez menos diez.

Engarde


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24

Visten trajes caros, conducen los mejores coches, viven en adosados de los mejores barrios,
beben agua embotellada en los Alpes, comen tomates cherri ecológicos aliñados con aceite virgen
extra y que conservan en frigoríficos de última generación, tienen hijos capitanes del club de
debate, frecuentan locales de cóckteles impronunciables, vacacionan en cruceros por los siete
mares, sueñan con una cuenta en Tiffany's, y con compartir mesa con el Presidente en sus galas
benéficas.

Generelo


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25

A los diez años le desbordaba la curiosidad. Todo le resultaba apasionante. Era inteligente,
inquieto, hábil, brillante. Un alumno ejemplar. Enseñaba a aprender, a vivir descubriendo.
En su adolescencia el interés se transformó en obsesión. Observador desquiciante. Perfeccionista
ridículo. Egocéntrico y altivo.
Con su primer sueldo se proclamó tecnológicamente avanzado. No volvió a salir. Internet llegó a
ser su único amigo, su maestro, su amante y su castigo.
Se convirtió en un ataúd repleto de sabiduría. Nunca la compartía. Jamás se sintió satisfecho.
El conocimiento no fue el medio sino el fin de su vida.

La Empanadilla Perdida


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26

Tenía coches de todos los colores y sabores.
Tenía casas te todos los tamaños y formas, y en todos los sitios.
Ropa tenía para vestir a los habitantes de la china.
Tenía cuentas en todos los bancos del mundo.
Acciones de todas las empresas.
Y ya poseía parte de la Luna.

Duende


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27

23:50. Me pertenece, no quiero compartirlo con nadie, pero deseo el premio. 23:53. Al menos lo
retendré hasta el último momento. 23:55. No enviaré el microrrelato.

Margin


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28

Todas las noches contaba las monedas con fruición como esperando que en aquel acto meticuloso
éstas se multiplicasen. Pero una noche le sucedió lo contrario: contó una moneda de menos.
Frenético, recontó y recontó. Y lloró; y pataleó; y le imploró, cual a una mujer, que volviese,
pero nada.
A la siguiente noche, la misma historia; y a la siguiente y a la siguiente…
Al mes, dejó de contarlas. Sólo se dedicó a observar, puñal hurgando en su pecho mediante, como
la bolsa languidecía; ignorante de que, desde su guarida, un ratón se interpelaba ansioso sobre
cuántas le faltarían…

Gabriel


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Gracias a todos los participantes y perdón a los lectores sensibles.
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